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22 de abril de 2011

El Abismo, el Dragón, el Héroe

He aquí las heroicas obras de Indra, y la primera que logró el Portador del Trueno. Él mató al Dragón, liberó las aguas y abrió los canales de los torrentes de la montaña. Al Dragón mató, que yacía en la montaña con su rayo celeste por Tvashtri forjado.

Rig Veda, I.32.1-2.
n gran misterio rodea el comienzo del Universo y de la existencia humana. En la oscuridad de la conciencia yace dormido un monstruoso y terrible Dragón que desea despertar y liberarse de su largo sueño encadenado en las profundidades de la tierra.

Historias de serpientes o dragones gigantescos que habitan un abismo acuático y primigenio y que son derrotadas por héroes divinos o semidivinos, se remontan a la prehistoria y se encuentran en los mitos de los pueblos indoeuropeos. Este mito, así como gran parte de sus variaciones, aunque de origen ario, evidentemente llegó a transferirse por sincretismo a otras culturas como la egipcia, la babilónica e incluso la judeocristiana, por lo que resulta el motivo folclórico más prolífico y antiguo del mundo, denominado a veces como "Chaoskampf", la "Batalla del Caos".

En diversas mitologías, se describe la lucha de un elemento heroico, viril, solar, celeste y espiritual contra un elemento subterráneo, telúrico, ctónico, lunar y material, generalmente en forma de reptil. Así, encontramos las siguientes parejas de combatientes:
  • Indra vs. Vritra (Mitología indoaria)
  • Krishna vs. Kaliya (Mitología indoaria)
  • Fereydun/Thraetaona/Garshasp vs. Azhi Dahaka (Mitología irania)
  • Teshub/Tarhunt vs. Illuyanka (Mitología hitita)
  • Perún vs. Veles (Mitología eslava)
  • Dobrynya Nikitich vs. Gorynych (Mitología eslava)
  • Thor vs. Jörmungandr (Mitología germánica)
  • Sigfried vs. Fafnir (Mitología germánica)
  • Beowulf vs. el Dragón (Mitología germánica)
  • Cronos vs. Ophion (Mitología griega)
  • Zeus vs. Tifón (Mitología griega)
  • Apolo vs. Pitón (Mitología griega)
  • Heracles vs. las dos serpientes de Hera, la Hidra de Lerna y Ladón (Mitología griega)
  • Perseo vs. Medusa y el monstruo marino Ceto (Mitología griega)
  • Belerofonte vs. Quimera. (Mitología griega)
  • Marduk vs. Tiamat (Mitología sumeria y babilónica)
  • Ra vs. Apep/Apophis (Mitología egipcia)
  • Hadad vs. Lotan (Mitología ugarítica)
  • YHVH vs. Leviatán (Mitología judía)
  • Miguel vs. Satán/Dragón (Mitología cristiana)
  • San Jorge vs. el Dragón (Mitología cristiana)
Hay quienes afirman que este mito es una metáfora cosmológica asociada con el triunfo de las civilizaciones patriarcales (indoeuropeas) sobre las matriarcales (pre-indoeuropeas) durante la Edad de Bronce. Las civilizaciones patriarcales indoeuropeas se caracterizaron por cultivar una férrea disciplina, un espíritu guerrero, un fuerte sentimiento de unidad de grupo, una inquebrantable austeridad, el valor, el orden, la espiritualidad y la plena libertad, y cuando se enfrentaron con las culturas matriarcales, caracterizadas por la indisciplina, la pereza, el egoísmo, el individualismo, el apego a las cosas materiales, el placer desmedido, el lujo, el multiculturalismo, el hedonismo, el libertinaje y la promiscuidad (se trataba de pueblos decadentes y espiritualmente agotados), los ejércitos patriarcales salieron siempre victoriosos, a pesar de que siempre eran colosalmente superados en gran número por los ejércitos matriarcales, razón por la que a la Serpiente/Dragón se le represente mucho más grande y aparentemente más fuerte.

Erróneamente algunos intelectualoides marxistas culturales han venido describiendo al patriarcado como un sistema donde a la mujer se le coloca en un segundo plano, donde no goza de libertades y donde desempeña un papel "inferior" al del hombre. Desde este punto de vista, interpretaciones marxistas y feministas buscan instituir una sociedad matriarcal (ignorando que ya vivimos global y plenamente en una y con todas las consecuencias que ello conlleva) creyendo que así contrarrestarán el desequilibrio entre los sexos que habría sido originado, supuestamente, por el auge y dominio del patriarcado. Sin embargo, esa descripción no responde de ninguna manera al patriarcado de civilizaciones tan notables como la griega, la romana y la nórdica, donde las mujeres gozaron de infinitamente mucha más libertad que en las sociedades matriarcales pre-indoeuropeas donde paradójicamente sí existía y existe todavía represión contra la mujer, y a su vez, una notable desvalorización del hombre.

Por otro lado, me inclino a pensar que este gran mito está relacionado además con potencias internas y psicológicas, de las que la manifestación "patriarcado/matriarcado" sería tan sólo un efecto, y que el mito, así como el verdadero patriarcado, de modo alguno implica un sometimiento del principio masculino sobre el principio femenino sino, antes bien, un auténtico equilibrio entre ambos, a diferencia del matriarcado que representa un total desequilibrio entre los principios masculino y femenino.

En este caso, este equilibrio está ya implícito en el mito tal como es: en la derrota (control y dominio) de la Serpiente como fuerza psicológica inconsciente y primitiva (el llamado "cerebro reptiliano" según una teoría psicológica) y del uso adecuado de sus poderes y sabiduría, misma que, por ser una potencia del Caos, vendría precisamente a desequilibrar el Universo si no se le limita y somete, proeza que el hombre y la mujer deben ejecutar conjuntamente, e integrar en su cosmovisión tanto la importancia de la materia, representada por el arquetipo de la Madre Tierra y la Serpiente/Dragón como la del espíritu, representado por el arquetipo del Padre Cielo y el Héroe. Por ello, una manifestación matriarcal, feminista y fundamentalmente misándrica, estaría rompiendo ese balance, así como el machismo, la misoginia y la torpe respuesta al feminismo que es el "masculinismo", lo hacen de igual manera. Por lo tanto, cualquier desequilibrio social que pudiese existir como resultado de preponderar el valor de uno de ambos sexos, o bien, de despojarlos de sus funciones naturales en la sociedad como pretenden algunos, y cuyos efectos negativos en los acontecimientos modernos los percibimos ya en aquellas patologías que hoy se ven incluso como "normales y aceptables", responde únicamente al hecho de desear dejar libre a ese elemento reptiliano, caótico, materialista, libertino y egoísta de nuestra conciencia primitiva.

La constelación de Ophiuchus (Ofiuco), el Serpentario, está representada por un hombre que domina la fuerza bruta de una gran serpiente. Es un emblema elocuente de la necesidad que tiene la humanidad de luchar contra las partes más arcaicas de su conciencia, y de dominarlas, so pena de ser devorado por ellas.

Quizás la actual pretensión materialista y errónea de que esta constelación forme parte del Zodiaco como el signo número 13, responda a una forma simbólica e inconsciente de liberar a la Serpiente de su prisión, ya que sus fuerzas benefactoras son conocidas, o al menos intuidas, y podrían salvar a la humanidad y llevarla a una "Nueva Era" y a un "Nuevo Orden Mundial", pero en realidad se corre el riesgo de desatar una terrible fuerza pues se subestima su verdadero poder, cuyas virtudes requieren que el hombre esté realmente preparado y capacitado física, mental y espiritualmente para que no se salgan de su control, así como hoy están completamente fuera del control espiritual, la ciencia y la tecnología, a las que tanto hemos endiosado últimamente.

Mitológicamente Ofiuco corresponde con Asclepios, hijo de Apolo y la humana Corónide. Éste desarrolló tal habilidad en Medicina, que era capaz incluso de resucitar a los muertos, y Hades, molesto por ello, pidió a Zeus que lo castigara por violar el orden natural, a lo que Zeus accedió. No obstante, como homenaje a su valía, decidió situarlo en el cielo rodeado por la serpiente, símbolo de la vida renovada. El distintivo de Asclepios es un báculo con una serpiente enroscada en él, símbolo que actualmente representa a las instituciones médicas.

Zeus y Tifón

Tifón (Τυφών; Typhon) es el nombre que se le dio al monstruoso y gigantesco hijo de Hera/Juno, la diosa del matrimonio y quien dio a luz a Tifón por sí misma (el egoísmo feminista[1]) a causa de la ira que sentía contra su hermano y esposo Zeus/Júpiter por haber hecho nacer de su cabeza a Atenea. En otras versiones es hijo de Gea, la Madre Tierra y Tártaro, el vacío interior. Tifón nació en una cueva de Cilicia y confinado allí en la misteriosa tierra de Arimos.

Aunque su aspecto no era enteramente reptiliano, Tifón era llamado por los griegos como δράκων (drákōn) tenía dedos con forma de cabezas de dragón y sus piernas estaban formadas por serpientes. Tifón podía quemar todo lo que se le opusiese con su mirada, así como vomitar fuego y lava de su boca, crear huracanes y terremotos moviendo sus alas.

Hesíodo narra que, después de que Zeus derrotó y expulsó a los Titanes, la madre de ellos, Gea, llevó al Tártaro a su hijo más joven, Tifón, quien habría tomado el Cielo y derrocado a los dioses olímpicos ese mismo día si Zeus no lo hubiese visto a tiempo y comenzado a pelear contra él. El dios primero lanzó sus rayos desde el Cielo, luego bajó a la Tierra para golpearlo de cerca. Fue en Cilicia donde Zeus luchó con el monstruo. En la batalla, Tifón atacó a Zeus con sus llamas, derrotándole temporalmente, cortándole los tendones.

Tifón fue finalmente vencido por Zeus, quemándole sus cientos de cabezas serpentinas y arrojado al Tártaro o, según Esquilo, encerrado bajo el volcán Etna donde "su lecho raspa y aguijonea todo el largo de su espalda extendida contra él", o en otras regiones volcánicas, donde es el causante de las erupciones. Esta batalla constituye el principal evento en la Gigantomaquia.[2]

Zeus y Tifón
Apolo y Pitón

En el himno homérico a Apolo/Febo, encontramos el más temprano registro de Apolo combatiendo contra un dragón en Delfos. Muy poco después de su nacimiento en la isla de Delos, Apolo cruzó el mar y vagó por el continente buscando un lugar en el cual establecer un santuario oracular. Finalmente llegó a Haliartos donde comenzó a construir las fundaciones, pero una ninfa lo persuadió para que fuese a Crisa en las laderas del monte Parnaso en Delfos, a construir su gran templo.

Mientras trabajaba en su construcción, encontró cerca de un manantial a una mujer-dragón (drakaina) que era una criatura monstruosa, enorme y salvaje que había sido culpable de una gran violencia contra la gente y los rebaños de esa tierra. Para cualquier hombre, encontrarla significaba la muerte. Ella había sido, además, la nodriza de Tifón. En su discurso de victoria, Apolo le dice a su agonizante oponente que ni Tifón ni Quimera podrán salvarla de la muerte. Esta mujer-dragón no tiene nombre en el himno, pero la literatura posterior la denominó Delphyne, y la describió como guardiana del Oráculo de Delfos. Es a veces equiparada con Equidna (en griego antiguo, Ἔχιδνα: 'víbora'), un monstruo con cabeza y torso de mujer pero con la parte baja de serpiente, y consorte de Tifón.

Jan Boeckhorst, Apolo y Pitón. S. XVII
Después del año 300 AEC. se hizo popular la versión, retomada por Ovidio, en la que Apolo, cuatro días después de nacer, llegó a Delfos cuando Gea o Temis todavía regían el santuario que era custiodado por un dragón llamado Pitón (Πύθων; Python), el cual vivía dentro de una gruta cerca de Delfos, sobre el monte Parnaso, junto a la Fuente de Castalia. Este manantial era el que emitía los vapores causantes de que el Oráculo de Delfos hiciese sus profecías. El monstruo era hijo de Gea, la Madre Tierra, nacida del barro que quedó después del Gran Diluvio. Apolo, para proteger a su madre, Leto, quien era perseguida por Hera, suplicó que le hiciera un arco y flechas a Hefesto/Vulcano, el divino herrero. Tras recibirlos, Apolo arrinconó a Pitón en la cueva sagrada de Delfos. El dios luchó contra el dragón y después de dispararle varias flechas con su arco, finalmente lo asesinó. Luego Apolo fue a Creta para purificar su sangre y después regresó a Delfos para tomar posesión del Oráculo y se le conoció como Apolo Pitio. Fundó el Festival y los Juegos Píticos para celebrar su victoria.[2]

Heracles y las Serpientes de Hera

En los mitos de Zeus y Apolo, Hera aparece como ese arquetipo oscuro del principio femenino, la Sombra-Mujer que es egoísta, individualista y feminista, y en los mitos de Heracles/Hércules se verá igualmente como el principal obstáculo de las hazañas del héroe semidivino a quien odia profundamente y desea destruirle.

Así pues, a los pocos días de haber nacido Heracles, hijo de Zeus y de Alcmena, Hera envía dos serpientes para que lo mataran mientras dormía en su cuna. Pero el pequeño Heracles estranguló a las serpientes, una con cada mano y fue hallado por su niñera jugando con sus cuerpos como si fueran insignificantes juguetes.

Heracles y la Hidra de Lerna

En un ataque de locura provocado por Hera, Heracles mató a sus propios hijos y a dos de sus sobrinos con sus propias manos. Al despertar y descubrir los odiosos actos que había cometido, sintió mucho dolor, y no quiso continuar viviendo con Mégara (otras versiones dicen que también Mégara fue asesinada junto con sus hijos). En penitencia por haber realizado tan criminal acción, la sibila délfica le dijo que tenía que llevar a cabo diez trabajos que dispusiera Euristeo, el hombre que había usurpado su legítimo derecho a la corona y a quien más odiaba.

El segundo de los trabajos de Heracles consistía en matar a la Hidra de Lerna, que era hija de Tifón y Equidna, y fue criada por Hera cerca de la fuente Amimone en Lerna.

Antonio Pollaiuolo, Hércules y la Hidra. 1475
Heracles disparó flechas en llamas al refugio de la Hidra, que era la fuente de Amimone, para obligarle a salir de ella. La Hidra tenía inicialmente tres cabezas serpentinas y un aliento venenoso pero Heracles descubrió que cada vez que cortaba una cabeza, le crecían dos más en su lugar.

Los detalles del enfrentamiento son explicados por Apolodoro. Advirtiendo que no podría derrotar a la Hidra de esta forma, Heracles pidió ayuda a su sobrino Yolao. Éste tuvo la idea (posiblemente inspirada por Atenea) de usar una antorcha para quemar el muñón del cuello tras cada decapitación, cauterizando la herida y evitando así que las dos nuevas cabezas brotasen. Heracles cortó todas las cabezas y Yolao quemó los cuellos abiertos, matando así a la Hidra. Heracles tomó entonces su única cabeza inmortal y la enterró bajo una gran roca en el camino sagrado entre Lerna y Eleia, mojando sus flechas en la sangre venenosa de la Hidra y completando así su segundo trabajo.

Heracles y Ladón

Después de que Heracles cumpliese con éxito sus diez trabajos, Hera le hizo ver a Euristeo que dos de los trabajos no contaban pues había recibido ayuda: ni el de la Hidra; porque le había ayudado Yolao, ni el de los establos de Augías, porque recibió un pago por él (o bien, porque los ríos hicieron el trabajo), de modo que Euristeo ordenó dos más, que Heracles también completó, haciendo un total de doce.

El primero de estos dos trabajos adicionales consistía en robar las manzanas de oro del Jardín de las Hespérides, que era el huerto de Hera en el Oeste. Para proteger el árbol del cual crecían las manzanas doradas, Hera colocó en el jardín a un dragón de cien cabezas que nunca dormía llamado Ladón el cual, al igual que la Hidra, fue engendrado por Tifón y Equidna.

Después de que Heracles matase al dragón, Hera lo puso en el cielo del polo norte en forma de constelación, la cual se llama Draco.

Ra y Apep

En la mitología egipcia, el gran Ra, dios del Sol, navega en su barca solar y debe enfrentarse diariamente contra la gran serpiente Apofis/Apep, que habita en la Duat (Inframundo), y que intenta detener el avance de la barca. Para ello emplea varios métodos: ataca la barca directamente o culebrea para provocar bancos de arena donde el navío encallara. Todo ello tiene sólo una finalidad: romper la Maat, es decir, el Orden Cósmico. Tras derrotarla, Ra, el Sol, asciende de nuevo al firmamento cada mañana por el Este.

La Gran Serpiente Apofis
Apofis representa el mal, con el que había que luchar diariamente para contenerlo; sin embargo, nunca sería aniquilado, sólo era dañado o sometido, ya que de otro modo el ciclo solar no podría llevarse a cabo diariamente y el mundo perecería. Para los antiguos egipcios la existencia del mal era necesaria para que el bien fuera posible. Cuando el cielo se teñía de rojo, era a causa de las heridas provocadas a Apofis. También, interpretaron que los eclipses eran obra suya, en su lucha en la Duat. En la interpretatio græca, el dios Horus es identificado como Apolo, y su enemigo Seth, como Tifón.

Fereydun y Azhi Dahaka

La mitología persa describe a Azhi Dahaka (en avéstico, 'Gran Serpiente') como un monstruo parecido a un dragón de tres cabezas y seis ojos. Se dice que tiene mil sentidos, para sangrar serpientes, escorpiones, y otras criaturas venenosas. Se dice también que puede controlar las tempestades y traer la enfermedad. Este dragón fue derrotado por el héroe Thraetaona o Fereydun, pero no podía ser matado; por ello fue encadenado a la montaña Damavand.

El Monstruo del Caos y el Dios del Sol. Asiria.
Indra y Vritra

Así como en Persia, Grecia y Egipto, en India abundan relatos de combates contra serpientes y dragones, y el más importante es el que se llevó a cabo entre los védicos Indra y Vritra.

Vritra era una serpiente gigante que en los comienzos del mundo abarcó las Aguas Primordiales del Caos impidíendo que fluyeran los siete ríos y la lluvia. Era hijo de Danu, madre de los Danavas, como se les llamaba a veces a los demonios (asuras). De acuerdo con el Taittiriya Sanhita y el Catapatha-Brahmana, fue creado por Tvashtri, el divino artesano y herrero, de algunas gotas de soma fundido sobre fuego; a partir de entonces surgió una flecha que se disparó en todas direcciones, hasta que el monstruo fuese forzado a regresar a los océanos.

Vritra era tramposo (mayin), ateo (adeva), burlón y prepotente (piyaru), malicioso (arcasana) y un demonio insultante (atra mrdhavac). Consumió enormes cantidades de comida, creció en tamaño y no dejó que drenaran libremente las aguas cósmicas de los ríos.

En el Rig Veda (el texto indoeuropeo más antiguo que existe), Indra es el dios más importante. Le están dedicados unos doscientos cincuenta himnos, cantidad elevadísima en comparación con los diez dirigidos a Varuna y treinta y cinco a Mitra. Es el héroe por excelencia, modelo ejemplar de los guerreros, temible adversario de los dasyus o dasas ('enemigos') como se les llamaba a los aborígenes dravídicos de la India, "los de piel negra" (krishnam vacham), matriarcales, a quienes los invasores indo-arios sometieron alrededor del año 1500 AEC. estableciendo la cultura védica. Esta invasión constituyó un conflicto racial y espiritual entre una religiosidad aborigen, siniestra y demoníaca, y la nueva religiosidad solar, "olímpica" y heroica de los invasores aryas, personificada por Indra, igual que la invasión doria de Grecia tuvo como patrón a Apolo, y la de Creta a Teseo, símbolo de lo nuevo y lo heroico, que dio muerte al Minotauro, símbolo de la cultura minoica, pre-helénica y matriarcal.

Los acólitos de Indra, los maruts, reflejan, a nivel mitológico, las sociedades indoiranias de jóvenes guerreros (maiya). Pero Indra es al mismo tiempo demiurgo y fecundador, personificación de la vida exuberante, de la energía cósmica y biológica. Bebedor insaciable de soma, arquetipo de las fuerzas genesíacas, desencadena las tempestades, hace caer las lluvias y es señor de todo lo húmedo.[3]

Dios del Cielo, la tormenta y el trueno (vajrin), equivalente al nórdico Thor, al celta Taranis, al eslavo Perún y al grecorromano Zeus/Júpiter[4] y al igual que Zeus, Baal y Apolo, mató a su enemigo a temprana edad, de hecho, algunos himnos refieren que fue en búsqueda del dragón para combatirlo cuando tenía solamente unos días de haber nacido. Para ello, había bebido una gran cantidad de soma en casa del sabio Tvashtri con el fin de empoderarlo antes de enfrentarse al monstruo. Tvashtri forjó los rayos (vashra) para armar a Indra[5], y cuando Indra se lo pidió, el dios Vishnú hizo espacio para la batalla.

Fue una cruenta batalla la que se libró entre ambos: Vritra le rompió la mandíbula a Indra, y éste lanzó sus rayos, de los cuales muchos de ellos dieron en la espalda, cara y otras partes vulnerables del dragón quien finalmente fue derribado. De acuerdo con algunos himnos védicos, Indra también usó arco y flechas, aunque estas mismas flechas no eran más que sus mismos rayos. De este modo, los rayos de Zeus y las flechas de Apolo, constituyen el mismo poder para derrotar a la Serpiente.

Indra destruyó sus noventa y nueve fortalezas y liberó al fin las aguas y el Sol que hasta entonces estaban confinados en la oscuridad del Caos Primigenio, lo que simboliza claramente el Ordenamiento del Mundo a partir del Caos (Ordo ab Chaos). Vritra fue arrojado a las tinieblas del Inframundo y el Caos permanente que rodea o delimita el Cosmos, y donde permanece. El destierro al infierno y la muerte son equivalentes.

Como sucede en los mitos cananeo, babilónico y egipcio, la recompensa por su victoria fue el reinado del mundo. Por esta hazaña, Indra fue conocido como Vritrahan ('Asesino de Vritra') y también como "Asesino del primogénito de los dragones". Después Indra atacó nuevamente con su rayo y derrotó a Danu, la madre de Vritra. Al igual que el griego Tifón, el egipcio Apofis y el persa Azhi Dahaka, Vritra yace bajo la tierra y las montañas en los bordes de la oscuridad.[2]


La batalla entre Indra y Vritra es la más importante de los textos védicos.

Sigfried y Fafnir

La figura del dragón también se destaca notablemente en el folclore nórdico. En el Cantar de los Nibelungos, Sigfried mata a Fafnir, dragón que custodia el tesoro de los nibelungos. Al bañarse con su sangre, Siegfried obtiene la invencibilidad y el don de hablar el Lenguaje de los Pájaros. Igualmente, en la mitología tradicional escandinava aparece Sigurd, el dios cazador de dragones, quien comparte su nombre con la versión islandesa de Sigfried.

Beowulf y el Dragón

En Beowulf, el poema épico anglosajón más importante y antiguo de la literatura medieval inglesa, se narran las hazañas de un rey escandinavo llamado Beowulf quien, en la última etapa de su vida y con la ayuda de su sobrino Wiglaf, lucha contra un dragón que amenazaba a su pueblo. Después de una sanguinaria batalla, ambos logran acabar con la bestia, pero Beowulf cae gravemente herido y antes de morir encomienda a su sobrino apoderarse del tesoro custodiado por el dragón y utilizarlo para reconstruir el reino.

Thor y Jörmungandr

Jörmungandr (jörmun: 'grande' y gandr 'bastón': 'gran bastón') es una colosal serpiente que rodea Midgard que fue engendrada por Loki y la giganta Angrboda. Cuando los Æsir (dioses mayores) se enteraron de la existencia de este ser maligno engendrado por tan terribles padres, y vieron con su don de la adivinación las cosas horribles que haría, decidieron encargarse del monstruo. Odín lo lanzó al mar que rodea Midgard, donde quedará atrapado hasta el Ragnarök, tiempo en el que se liberará arrastrándose fuera del océano y envenenando los cielos. De sus fauces brotará el veneno y reptará entre el fuego de los gigantes hasta el lugar donde se halle su rival: el gran Thor, dios del trueno, los rayos y la tormenta y protector de la humanidad. Éste, enfrentándose con él por tercera y última vez, lo matará, tras lo cual caminará nueve pasos antes de caer muerto víctima del veneno de la sierpe.

Tanto a Thor como a Zeus/Júpiter, les corresponde el día jueves: en latín Iovis dies, 'día de Júpiter'; y en inglés, Thursday, 'día de Thor'. En alemán, jueves es Donnerstag, 'día del trueno' y asombrosamente en quechua, lengua sudamericana, jueves es illapachaw, 'día del rayo').


Dobrynya Nikitich y Gorynych

El poema tradicional eslavo (byliny) narra la hazaña del héroe épico (bogatyr) Dobrynya Nikitich, un excelente arquero, nadador y luchador conocido por su cortesía y astucia, quien encuentra al dragón (zmey) Gorynych mientras se bañaba en el río Puchai. Dobrynya se encontró indefenso y pensó que moriría ante el monstruo pero luego descubre algún objeto y lo utiliza para derrotar al dragón. El dragón suplica a Dobrynya por su vida y ambos llegan a una tregua. Una vez que el pacto termina, el dragón captura a Zabava Putyatishna, la sobrina del príncipe Volodymir.

Cuando Dobrynya llega a Kiev, el príncipe Volodymir le pide a Dobrynya que rescate a su sobrina. Con la ayuda de un látigo mágico regalado por su madre, Dobrynia comienza a luchar contra el dragón en una batalla que duró tres días. En el tercer día de la sangrienta batalla, Dobrynya siente el deseo de rendirse y huir, pero una voz del cielo le dice que persista y que luche por tres horas más, así lo hizo y después de tres horas Dobrynya logra al fin matar al dragón.

Viktor Vasnetsov, Dobrynya Nikitich matando al dragón Gorynych
La sangre del dragón no fue absorbida por el suelo y Dobrynya y su caballo quedaron atrapados rodeados por la sangre durante tres días. Nuevamente, una voz del cielo le dijo al héroe que enterrara su lanza en el suelo y pronunciara un conjuro. Hecho esto, la sangre comenzó a ser absorbida por la tierra y Dobrynya rescató a Zabava.

Perún y Veles

La batalla mítica entre Perún y Veles fue reconstruida mediante un estudio comparativo de los mitos indoeuropeos y un gran número de canciones y cuentos populares eslavos.

Perún es el dios de la tormenta, del rayo y el trueno (o del lado oscuro del Cielo iracundo), equivalente al Perkunas de la mitología báltica, y a los demás dioses arios del trueno. Sus atributos eran un caballo, un carro, un hacha o martillo, y flechas de piedra. Presidía sobre las armas y sobre la guerra, y los antiguos eslavos lo invocaban antes de entrar en combate. Vladimir el Grande lo colocó como jefe del panteón de la Rusia de Kiev. Cuando Perún dominaba el panteón, era concebido como una figura regia que dirigía el mundo mortal desde una fortaleza situada en la más alta rama del Árbol del Mundo, y que lanzaba rayos sobre la Tierra en momentos de choque con las fuerzas telúricas.

El nombre Veles se asemeja a Vels o Velinas, el diablo de la mitología báltica y enemigo del dios del trueno Perkunas. Es un dios antiguo y complejo, emparentado con las demás versiones indoeuropeas del Dragón, asociado al Mundo Subterráneo, las aguas, la tierra y los dragones. Se le representa como una serpiente con cuernos y barba.

La causa de la enemistad de estos dioses puede deberse a que Veles raptó al hijo, la esposa o el ganado de Perún. También se convierte en un reto: Veles, transformado en una enorme serpiente, sube desde las cuevas del Mundo Subterráneo y repta hasta el Árbol del Universo eslavo, con dirección a los dominios celestiales de Perún, quien se defiende contra Veles con sus rayos. Veles huye, se esconde o se transforma en árboles, animales o personas, hasta que al final Perún lo mata y, mediante esta muerte ritual, todo lo que Veles había robado sale de su cuerpo inerte en forma de lluvia que cae desde las alturas.

Este mito de la tormenta, según algunos investigadores, explicaba el cambio de estaciones a lo largo del año. Los períodos secos se interpretaban como el caótico resultado del hurto de Veles; las tormentas y los rayos eran la batalla entre los dioses y la lluvia significaba el triunfo de Perún sobre Veles y el restablecimiento del orden del mundo.

De manera que el mito se repetía cada año y la muerte de Veles nunca era permanente, ya que volvía a tomar la forma de una serpiente que muda su vieja piel y renace con un nuevo cuerpo. Aunque en este mito en particular desempeña un papel negativo como causante del caos, Veles no era un dios maligno para los antiguos eslavos.

Iván Bilibin, Perún contra Veles.
Teshub e Illuyanka

Teshub, al igual que Thor, Indra y Zeus, está asociado con el cielo, la lluvia y la tormenta en la mitología hitita, es un guerrero que sostiene un rayo triple, yelmo y armas, generalmente un hacha doble (labrys) y espada. Fue una figura adoptada de los hurritas que le rendían culto como su dios principal, el rey de los dioses. Su nombre hitita y luvita fue Tarhunt.

Illuyanka es el dragón-serpiente que fue derrocado por Teshub. Su nombre probablemente es una composición de dos palabras protoindoeuropeas que significan 'serpiente': h₁illu y h₂eng(w)eh₂. Estos componentes invertidos forman la palabra en latín anguilla. Serpiente en latín es anguis.

En una de las versiones del mito, Illuyanka vence en la lucha entre los dos, y Teshub va a la diosa Inaras para pedirle consejo. Siguiendo éste, promete amor a una mortal llamada Hupasiyas a cambio de su ayuda, ella idea una trampa para el dragón y va a él con grandes cantidades de alimentos y bebida, consiguiendo que beba hasta hartarse. Una vez borracho, Hupasiyas ata al dragón y el dios del cielo Teshub aparece con los otros dioses y le mata.

Relieve del dios de la Tormenta, Teshub y su hijo Sarruma matando al dragón Illuyanka.
Museo de las Civilizaciones de Anatolia, Ankara, Turquía. 1050-850 AEC.
En la segunda versión (conocida por el relieve de arriba en la imagen), después de la lucha, Illuyanka arranca a Teshub los ojos y el corazón. Para vengarse del dragón, el dios del Cielo se casa con la semidiosa Hebat, hija de un mortal llamado Arm. Tienen un hijo, Sarruma, que cuado es adulto se casa con la hija de Illuyanka. El dios Teshub encarga a su hijo que pida los ojos y el corazón como regalo de bodas, y éste lo hace. Con ojos y corazón restaurados, Teshub se enfrenta a Illuyanka una vez más. Cuando está a punto de vencer al dragón, Sarruma se entera de la batalla y se da cuenta de que ha sido utilizado para este propósito. Exige que su padre le quite la vida junto con Illuyanka, así que Teshub mata a ambos por medio de una tormenta de lluvia y relámpagos.

Hadad y Lotan

En la mitología ugarítica (no indoeuropea), Lotan es un dragón o serpiente marina de siete cabezas. Lotan vive en un palacio en el mar y es la octava mascota del dios Yaw o tal vez Yaw mismo, quien también fue conocido como Yam (mar) o Nahar (río); el Océano Cósmico. Es el análogo hebreo de Leviatán (serpiente de Levi). Representa la destrucción masiva de las inundaciones, los océanos y el invierno.

Baal Hadad es el dios de la tormenta, el trueno y la lluvia, y fue adaptado del dios acadio Adad. Es hijo de Anu, el Cielo. Lucha contra la Serpiente Lotan y le derrota.

Gustave Doré, La Destrucción del Leviatán. 1865.
En aquel día YHVH castigará con su espada firme, grande y pesada a la serpiente Leviatán,
que siempre sale huyendo, a Leviatán, serpiente astuta, y matará al dragón del mar.
(Isaías, 27:1).
Marduk y Tiamat

El poema épico de la creación sumerio-babilónico-acadio, Enuma Elish, es probablemente el relato más antiguo de la Historia, en el cual se narra una batalla entre las "Fuerzas de la Luz" y las "Fuerzas de la Oscuridad", lucha que dio origen al Cosmos y a la especie humana.

Tablilla babilónica de Tiamat
De ella participa la Antigua Tiamat (del sumerio Ti: 'Vida' y Ama: 'Madre'), una mujer monstruosa, terrible diosa serpiente de dos caras, cuatro ojos y cuatro oídos (aunque no necesariamente se le representa como tal), reina y madre de diversos dioses y criaturas que engendró con su contraparte masculina, Apsu, el Abismo/Océano Subterráneo, que tenía su morada en Kur (palabra que significa literalmente 'montaña', pues los sumerios, así como otros pueblos, concibieron el reino de los muertos como una montaña). Estos nuevos dioses perturbaron a Apsu, por lo que decidió destruirlos, pero uno de ellos, Ea/Enki, dios de la magia y del agua, se anticipó a los deseos de Apsu haciendo un conjuro y sumergiéndolo en un largo sueño para luego matarlo. Sin embargo, Ea no pudo hacer nada contra Tiamat quien deseó vengarse por la muerte de Apsu. Enfurecida, creó una legión de demonios liderados por Kingu, que era su amante y uno de sus engendros.

Detalle de un dibujo a lápiz que realicé en 2004 con motivo de la derrota de Tiamat dando origen al Cosmos.
Tiamat entregó las Tablas del Destino al comandante del ejército Antiguo, Kingu, así como gran poder. Los Dioses Mayores le encomiendan a Marduk, hijo de Ea, la misión de matar a Tiamat y a Kingu, y es nombrado Príncipe de los Dioses. Al derrotar a Kingu, le arrebata las Tablas del Destino. Después de la muerte de éstos en manos del Señor Marduk y encerrados en el Abismo, el Universo fue creado del cuerpo inmolado de la Serpiente: Tiamat fue cortada en dos, su mitad superior formó el Cielo y su mitad inferior formó la Tierra. Luego, Marduk comunica a su padre un nuevo plan que tiene para la sangre de Kingu:
Amasaré la sangre y haré que haya huesos. Crearé una criatura salvaje, 'hombre' se llamará. Tendrá que estar al servicio de los dioses, para que ellos vivan sin cuidado.
De modo que la humanidad fue creada de la sangre, o las "Aguas Vivientes" de Kingu. No deja de ser llamativo el hecho de que el ADN humano se asemeja a dos serpientes enroscadas.

Miguel y Satán

No es raro que muchos identifiquen a Marduk con el Arcángel Miguel, jefe de los ángeles, por la semejanza que presentan las tradiciones judeocristianas en referencia al dragón.
En ese momento empezó una batalla en el cielo. Miguel y sus ángeles combatieron contra el Dragón. El Dragón se defendía apoyado por sus ángeles, pero no pudo resistir, y ya no hubo lugar para ellos en el cielo. Arrojaron pues, al enorme Dragón, a la Serpiente Antigua, al Diablo o Satanás, como lo llaman, al seductor del mundo entero, lo echaron a la tierra y a sus ángeles con él…

Apocalipsis 12:7-9
El Arcángel Miguel arrojando a Satán al Abismo
La fuente que probablemente inspiró al autor para la redacción de éste capítulo de la revelación, fue el apócrifo Libro de Enoch. Según éste, Miguel y sus tropas derrocaron al arcángel rebelde y a sus seguidores y a los cuales arrojaron al Infierno.

Ocho capítulos después, se dice:
Después un ángel bajó del cielo llevando en la mano la llave del Abismo y además una enorme cadena. Sujetó al Dragón y lo encadenó por mil años. Lo arrojó al Abismo y cerró su entrada con la Llave y la aseguró con candados, para que en adelante ya no engañara a las naciones hasta que pasen los mil años. Luego será dejado en libertad por un poco tiempo (…) Y cuando se cumplan los mil años Satanás será liberado de su prisión, saliendo a engañar a las naciones de los cuatro extremos de la Tierra, a Gog y Magog. Los juntará para la guerra y su número será tan grande como las arenas a la orilla del mar…

Apocalipsis. 20:1-9
El Apocalipsis da un tiempo de "mil años" para que se desaten el Ragnarök y la Serpiente encadenada. Este tiempo ya se ha cumplido y vemos ahora por todo el mundo las consecuencias del arrastre del Dragón descontrolado.

San Jorge y el Dragón

Dentro de la cultura judeocristiana, la serpiente o dragón es efigie del mismo Diablo. En la Edad Media, afloraron y cobraron popularidad cuantiosas leyendas como las de Santiago, San Patricio y San Jorge, quienes derrotan a este reptil alado. Así mismo, en el arte cristiano, la sierpe simboliza la tentación y el pecado, y se presenta pisada por el pie de diversos santos, figurando el triunfo del cristianismo sobre el pecado y el paganismo.

Hans von Aachen, San Jorge matando al Dragón. s. XVI.
Paganismo disfrazado de cristianismo.
La leyenda de San Jorge y el dragón aparece en el siglo IX, recopilada luego en el siglo XIII por Jacobo de Vorágine en su Legenda Aurea. En ella, un dragón hace un nido en la fuente que provee de agua a una ciudad, bloqueando su acceso (como sucede con la lluvia de Indra). Para que los ciudadanos pudieran conseguir agua de la fuente ofrecían diariamente un sacrificio humano que se decidía al azar entre los habitantes. Un día resultó seleccionada la princesa y justo cuando estaba a punto de ser devorada por el dragón, Jorge aparece sobre un caballo blanco, se enfrenta con el dragón al que lo mata salvando a la princesa. Los agradecidos ciudadanos abandonan el paganismo y se convierten al cristianismo. Sin duda, un final que cumple una función muy distinta al mensaje pagano original y tal vez en lugar de sólo "someterse", la serpiente quedaría completamente aniquilada en el nuevo imaginario europeo judeocristiano y, con ella, la sabiduría que tenía para ofrecer, pues es a partir de la exégesis abrahámica donde a la mujer se le comienza a identificar con el mal y el pecado, demonizándola y despreciándola como un "ser inferior", muy al contrario que el paganismo indoeuropeo.

El Abismo

Como hemos visto, la Antigua Serpiente Primordial de la cosmogonía indoeuropea reside en el Inframundo, que es muchas veces descrito como un Océano Subterráneo, abismal, oscuro, primigenio, un vacío cósmico, una masa confussa, caótica, informe, de la cual fue creado todo el Universo. Algo semejante a un útero materno.

La cosmogonía gnóstica de Valentinus (s. II EC.) comienza con el perfecto Eón, Abismo, preexistente, el cual estaba con Silencio. Anaximandro (610-546 AEC.) lo llamaba ἄπειρον (apeirón, 'sin límites', 'sin definición'), es decir, lo indefinido, lo indeterminado, lo no diferenciado. Los gnósticos denominaban Pleroma a la substancia primordial de la que provinieron las formas, espíritus y esencias por medio de emanaciones. Los chinos lo llaman Wuji.

Otras cosmogonías no indoeuropeas coinciden en este concepto. En la mitología azteca, al principio existía sólo un océano primigenio donde únicamente vivía el monstruo marino Cipactli. Los dioses, cuando se vieron en la necesidad de dar forma al mundo, decidieron que el cuerpo de Cipactli se dividiera a la mitad: una mitad sobre la otra, obteniendo así el Cielo y la Tierra (Lo mismo que en el relato de Tiamat). El relato cosmogónico de los mayas, el Popol Vuh, comienza describiendo este abismo océanico:
Esta es la relación de cómo todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio; todo inmóvil, callado, y vacía la extensión del cielo. (…) No había nada que estuviera en pie, sólo el agua en reposo, el mar apacible, solo y tranquilo. No había nada dotado de existencia.
Asimismo, Ovidio describe en Las Metamorfosis, el origen del mundo de forma similar:
Antes de que existieran el mar, la tierra y esa cobertura de los cielos que se extiende por doquier, la naturaleza ofrecía el mismo aspecto en todo el universo: es lo que los hombres denominaron Caos, masa informe y confusa, peso inerte en el que se depositaban indiscriminadamente juntos y sin ajustamiento alguno los elementos primordiales de las cosas. Ningún Titán iluminaba todavía el mundo con su luz, ni la luna creciente henchía aún sus cuernos, ni la tierra se balanceaba girando en el éter por el impulso de su propio peso, ni Anfitrite extendía sus brazos a lo largo de las costas y riberas. Aunque allí estaban los elementos de la tierra, del mar y del aire, la tierra carecía de firmeza, el mar de fluidez y el aire de luz y brillo. Ninguno de ellos tenía forma definida y cada uno interfería estorbando el desarrollo de los demás. En una única mezcolanza agitábanse el frío y el calor, lo húmedo y lo seco, lo muelle y lo duro, lo ligero y lo pesado.

Ovidius, Metamorphoseon libri, Libro I:1, Orígenes del mundo. El Caos.
El poema épico nórdico Völuspá o Visión de la Adivina, describe también un período de Caos primitivo, el Vacío abismal del Ginnungagap, seguido por la creación de gigantes, dioses y de la humanidad. El Ginnungagap era el vasto abismo que existía entre Niflheim y Muspelheim antes de la creación. Al norte de éste yacía el intenso frío del Niflheim, al sur, el calor infernal del Muspelheim. Al principio de los tiempos, los dos, Hielo y Fuego, se encontraban en el Ginnungagap; y donde el calor tocaba la escarcha, las gotas de ésta se derretían y formaban la sustancia eitr, que se aceleró en vida en la forma del gigante Ymir, el padre de todos los gigantes de la escarcha.

En Sumeria, el Mundo Subterráneo o Infierno, era conocido con varios nombres, como Absu o Apsu (del sumerio temprano: ab, "agua" y su, "lejos", "profundo", agua profunda o abismo); como Nar Mattaru (El Gran Océano Subterráneo), como también se lo llama en el Enuma Elish:
Cuando los cielos en lo alto no eran nombrados ni la tierra abajo llamada por su nombre. Cuando el Apsu primordial, su procreador, y Mummu-Tiamat que a todos había engendrado, entremezclaron sus aguas en un solo cuerpo pero las cámaras sagradas no habían sido consolidadas ni se podían encontrar cañas en los juncales. Cuando ninguno de los dioses resplandecía ni eran llamados por sus nombres. Cuando los destinos no estaban fijados, entonces nacieron de su seno.

Enuma Elish I, 1-11.
La misma idea se refleja en el Génesis bíblico:
En el principio Dios creó el cielo y la Tierra. La Tierra estaba desierta y sin nada, y las tinieblas cubrían el abismo mientras el espíritu de Dios aleteaba sobre la superficie de las aguas.

Génesis 1:1-2.
La palabra hebrea para abismo, empleada en el texto original del Bereshit (Génesis), es tehom תהום (veharetz hayta tohu vavohu vekhoshekh al-pnei tehom veruach elohim merakhefet al-pnei hamayyim) la cual algunos estudiosos concuerdan en que se trata de un término decadente del nombre sumerio Tiamat.

-Véase también: El Laberinto del Minotauro
______________________
Referencias.

[1] ↑ N. del A. Probablemente Hera fue una diosa de un pueblo matriarcal que habitó Grecia antes de la llegada de los helenos quienes establecieron una sociedad patriarcal. Desde esta perspectiva, su función como diosa del matrimonio y la familia debía moderar las acciones de los hombres. Su ira hacia las infidelidades de Zeus forma el tema principal de las anécdotas literarias de su antiguo culto.
[2] ↑ Joseph Eddy Fontenrose, Python: a study of Delphic myth and its origins.
[3] ↑ Mircea Eliade, Historia de las creencias y de las ideas religiosas. Volumen I: De la Edad de Piedra a los Misterios de Eleusis. Paidós.
[4] ↑ N. del A. Proveniente del dios védico Dyaus Pitar; derivado a Dyu-Piter (Iupiter) y Iovis Pater: 'Padre Cielo'; Deus Pater: 'Dios Padre'.
[5] ↑ N. del A. Tvashtri corresponde exactamente al Hefestos griego, al Vulcano romano y al egipcio Ptah.

Bibliografía.

-Publius Ovidius Naso, Metamorphoseon libri. Porrúa.
-Hesíodo, Teogonía. Porrúa.
-Rig Veda.
-Edda Mayor, Völuspá o La Visión de la Adivina. Alianza Editorial.
-Beowulf y otros poemas anglosajones. Alianza Editorial.
-Cantar de los Nibelungos. Porrúa.
-Enuma Elish, poema épico de la creación. Trotta.
-Biblia de Jerusalén.
-Popol Vuh. Fondo de Cultura Económica.

24 de marzo de 2011

El mundo interior

C. G. Jung: En sus propias palabras

n 1922 Carl Gustav Jung compró una finca situada en Bollingen, a orillas de la cuenca Obersee del Lago de Zúrich, Cantón de San Galo, Suiza. Allí comenzó a construir una primitiva vivienda de piedra que finalmente se convertiría en su Turm ("Torre"): la Torre de Bollingen, a la que durante doce años añadiría tres edificios laterales realizando así su pequeño castillo; su "profesión de fe en piedra"; una representación material de su comprensión de la psique.

Cuando arribaron por barco algunas piedras que Jung encargó a una cantera para construir un muro, la piedra angular resultó tener las medidas inadecuadas: en lugar de enviar una piedra triangular, habían enviado una cuadrada. El albañil estaba furioso y les dijo a los barqueros que se la llevaran en seguida. Pero cuando Jung vio la piedra, dijo: "¡No! ¡es mi piedra! ¡debo tenerla!" Sabía que algo tenía que hacer con ella, pero aún no sabía qué.

En 1950, con motivo de su cumpleaños número 75, Jung cinceló la piedra cúbica y la colocó a la orilla del lago, justo al oeste de la torre, añadiendo inscripciones en tres de sus lados para expresar lo que la torre significaba para él.

Este hecho de algún modo cumplió aquella profecía bíblica, también guardada en el simbolismo de la francmasonería:
La piedra que los constructores rechazaron llegó a ser la cabeza y esquina del edificio: la piedra angular. Esa es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos. 
Mateo 21:42 y Salmo 118:22
1. El primero de sus lados contiene una cita del Rosarium Philosophorum de Arnau de Vilanova:
Hic lapis exilis extat, pretio quoque vilis. Spernitur a stultis, amatur plus ab edoctis

"Esta insignificante piedra apenas tiene valor. Los necios la desprecian mientras los sabios la codician".
Y la dedicación:
IN MEMORIAM NAT[ivitati]S DIEI LXXV C G JUNG EX GRAT[itudine] FEC[it] ET POS[uit] A[nn]O MCML

"En memoria de su 75 cumpleaños C.G. Jung por gratitud hizo y erigió [esta piedra], en el año 1950".
2. En el segundo lado, Jung es representado en forma de Telésforo, un enano u homúnculo provisto de una linterna y vistiendo una capa con capucha, rodeado por una inscripción griega:
El tiempo es un niño, jugando como un niño, jugando en un tablero, el reino del niño. Este es Telésforo que vaga por las regiones oscuras de este cosmos y brilla como una estrella en las profundidades. Él señala el camino a las puertas del sol y a las tierras de los sueños.
3. El tercero contiene una inscripción latina:
Yo soy un huérfano solitario; sin embargo, se me encuentra en todas partes. Yo soy uno, pero opuesto a mí mismo. Soy joven y viejo a la vez. No he conocido padre ni madre, porque han tenido que sacarme del mar como a un pez, o caí como una piedra blanca desde el cielo. Por bosques y montañas paseo, pero estoy oculto en lo más íntimo del alma del hombre. Soy mortal para todos, sin embargo no me afecta el ciclo de los eones.
La piedra es la unidad básica de la construcción. Se presenta de forma bruta. Es la piedra informe que debastan los aprendices. Es el hombre sin instrucción; y la piedra tallada, el hombre instruido. Simboliza que al Caos se le da Orden por medio del esfuerzo y dedicación del hombre, y el mismo hombre es la piedra de fundación de su propio templo interior.

Un segundo piso fue añadido a la torre tras la muerte de la esposa de Jung en 1955, símbolizando una "extensión de la conciencia alcanzada en la vejez". Durante gran parte de su vida Jung pasó varios meses al año viviendo en Bollingen donde cultivó gran parte de sus habilidades en escritura, pintura y escultura.

Lo que necesitamos es el desarrolo del hombre espiritual interior, el individuo único cuyo tesoro está oculto en los símbolos de nuestra tradición mitológica y en la psique inconsciente del hombre.
C. G. Jung
Advertencia: No todas las opiniones mostradas en el siguiente documental representan necesariamente el punto de vista de Lingua Passerum.

Duración: 1 hora aprox.
Idioma: Subtítulos en español.

Para ver los videos, haz pausa en el reproductor de música localizado en la barra lateral de la derecha.













25 de marzo de 2010

La Palabra

Con los Rudra, con los Vasu,
con los Aditya y con Todos los dioses voy.
Sostengo simultáneamente a Varuna y a Mitra,
a Indra y a Agni, y a los dos Asvines sustento.

Soy quien guía al Soma exuberante,
dirijo al Tvastar y también a Pusan y a Bhaga.

Otorgo la riquieza al preste,
al que invoca bien, al estrujador de soma y al inmolador lego.

Soy la que tiene el dominio, la que concentra los bienes preciosos,
quien discurre, la primera entre los que gozan del homenaje.

A muchos lugares me han asignado los dioses,
entro en muchas imágenes, tengo muchas estancias.

El que distingue, se alimenta merced a mí,
quien entiende la cosa dicha y el que alienta,
todos residen en mí sin ser conscientes de ello.
Tú que sabes, escucha: lo que yo te digo es digno de creerse.

Soy yo quien, por naturaleza, anuncia
lo que complace a los devas y a los hombres
Hago poderoso a quien amo,
yo hago al que proclama fórmulas y al perspicaz yo doy la sabiduría.

Yo soy quien tensa el arco para Rudra,
¡que destruya la flecha al enemigo del enunciado!
Yo he creado la contradicción entre los hombres
He penetrado el cielo y la tierra.

Yo soy quien creó al Padre en la cúspide de este mundo.
En el mar, en las aguas está mi origen,
desde allí me propagué por entre todos los seres,
y concierno al mismo cielo con lo que mi cerebro vierte.

Yo también aliento, como el viento,
y me adueño de todas las existencias.
En el Cielo y más allá, en la Tierra y más allá,
hasta tal extremo de grandeza he llegado.
Rig Veda, X.125


Ἐν ἀρχῇ ἦν ὁ Λόγος,
καὶ ὁ Λόγος ἦν πρὸς τὸν Θεόν,
καὶ Θεὸς ἦν ὁ Λόγος

Al principio era la Palabra,
y la Palabra estaba con Dios,
y la Palabra era Dios.
Juan, 1:1.


Así pues, la palabra es imagen del pensamiento; y el pensamiento es imagen de Dios.
Corpus Hermeticum, Libelo XII.
La Palabra es Magia

ara todas las culturas de la antigüedad, el lenguaje y la escritura eran considerados como un don sagrado. Así, en Egipto, el escriba Thot, patrón de las artes y las ciencias, fue el creador del lenguaje que obsequió a los hombres, y junto a su compañera Seshat, son los señores de la escritura. Thot, dios de la sabiduría y la magia, comparte estos títulos con el gran Odín/Wotan germánico quien, a través de su autosacrificio: colgado nueve días en el Árbol del Universo atravesado por una lanza, obtuvo el conocimiento de las runas que luego heredó a la humanidad, no sólo para utilzarlas como lenguaje común sino también para la adivinación y la preparación de sortilegios. Los caracteres germánicos eran considerados, no como meras letras con un valor fonético, sino como símbolos con vida propia, dotados de poder, lo que se atestigua por el propio significado de la palabra runa, "secreto", "susurrar".



Veit ec at ec hecc vindga meiði a
netr allar nío,
geiri vndaþr oc gefinn Oðni,
sialfr sialfom mer,
a þeim meiþi, er mangi veit, hvers hann af rótom renn.

Við hleifi mic seldo ne viþ hornigi,
nysta ec niþr,
nam ec vp rvnar,
opandi nam,
fell ec aptr þaðan.


Sé que pendí .. nueve noches enteras
del árbol que mece el viento;
herido de lanza .. y a Odín ofrecido,
—yo mismo ofrecido a mí mismo—
del árbol colgué .. del que nadie sabe
de cuáles raíces arranca.

Ni pan me tendieron ni copa alguna;
fijo en lo hondo miré;
las runas alcé, las gané entre gritos;
caí a la tierra de nuevo.
Edda Mayor, Hávamál o Los Dichos de Har, 138 y 139.

Elder Futhark, alfabeto rúnico.
Los babilonios tenían a Nabu como dios de la escritura y los mayas a Itzamná, muy identificable con el Thot egipcio. En las religiones monoteístas más ortodoxas, ya que no está permitido representar a Dios bajo una forma e imagen definidas, se le representa con una sola palabra, a menudo de cuatro letras (tetragrammaton): como יהוה (YHVH, latinizado Yahvéh o Jehováh) en hebreo entre los judíos, y الله (Aláh) en árabe entre los musulmanes. En la tradición judaica, el demiurgo YHVH creó al Universo por medio de las 22 letras del alfabeto hebreo, mismo que, según creen los cabalistas, es la esencia de todas las cosas.
Veintidós letras fundamentales. Él las estableció, grabó, agrupó, pesó e intercambió. Y formó con ellas toda la creación y todo lo destinado a formarse.
Sepher Yetzirah, 2:2
Para judíos y cristianos, la Biblia, recipiente de la "Palabra de Dios", es un libro viviente.

Para nuestros ancestros, el simple hecho de leer una escritura; la ciertamente "milagrosa" capacidad de transmitir ideas y conceptos desde un aparentemente inerte pedazo de piedra, madera, cuero o papiro a la propia mente, era un acto de la más alta magia.

Y no hay razón para contradecir esto.

El sólo hecho de que algún sabio de la Antigua Grecia o un poeta de la Edad Media pueda hablarnos hoy aún después de haber muerto hace siglos, no puede ser otra cosa que magia.

Versos, fórmulas, mantras, conjuros, encantamientos, oraciones y hechizos, se han usado durante toda la historia para transformar la realidad. Una de las palabras mágicas más famosas de la historia proviene de la cultura romana y era la fórmula Abracadabra aparecida por primera vez en el siglo II en el poema De Medicina Præcepta, escrito por el sabio Serenus Sammonicus, médico del emperador Caracalla, usada para curar enfermedades. Las letras de la palabra debían ser escritas en pergamino de la siguiente manera:


ABRACADABRA
ABRACADABR
ABRACADAB
ABRACADA
ABRACAD
ABRACA
ABRAC
ABRA
ABR
AB
A
El paciente, o alguien en su nombre, recitaba la fórmula tal como se había escrito. A medida que la fórmula decrece, la fiebre desaparece. Un posible origen de esta fórmula es el arameo Avrah Kahdabra que significa "Yo crearé como hablo". También es posible que se haya derivado del caldeo Abbada Ke Dabra, el cual quiere decir aproximadamente "perecer como la palabra", pues en el amuleto de pergamino se escribe dicha palabra de forma que "muere" gradualmente, (los fans de Harry Potter notarán de inmediato la razón de usar la frase caldea original como un peligroso hechizo).

En el hinduísmo y el budismo las fórmulas y oraciones se denominan mantras. El término «mantra» (तन्त्र) proviene del sánscrito y significa 'liberador de la mente'; está formado por manaḥ ('mente') y trāiate ('liberación') y tradicionalmente se refiere a las sílabas, palabras o frases sagradas de origen sánscrito que se repiten para invocar a un dios o como apoyo para meditar o para formar un sonido capaz de transformar el entorno. Entre ellos el más famoso es la sílaba AUM, , símbolo que corresponde a la tríada brahmánica (Trimurti): Brahman (A), Vishnú (U) y Shiva (M). Esta sílaba también se le llama udgīthá ("canto fuerte") o praṇava mantra ("oración vibrante"), pues es considerada por los hindúes como el sonido primordial, origen y principio de la mayoría de los mantras, palabras o sonidos divinos y poderosos tal como el mantra de Avalokitesvara, el boddhisatva de la compasión:
ॐ मणि पद्मे हूँ
Aum mani padme hum
Este mantra significa literalmente "gloria a la joya en el loto". Al recitar repetidamente los mantras, los monjes llegan a alcanzar estados alterados de conciencia debido a que el cerebro emite constantemente ondas de baja frecuencia y éstas son amplificadas por las vibraciones sonoras que producen las entrenadas cuerdas vocales de los monjes. Se cree también que cada una de las siete vocales del alfabeto sánscrito, al ser pronunciadas correctamente, producen una vibración específica que sirve al oyente como medio de meditación para cambiar estados anímicos.

Incluso hoy, hay métodos y técnicas psicológicas modernas que afirman tener la capacidad de lograr la transformación del comportamiento mediante las palabras. Una de ellas es la cada vez más popular Programación Neurolingüística (PNL) que, a semejanza de la hipnosis, se basa principalmente en "programar" la mente a través del uso de palabras precisas o sabiamente elegidas que tengan un significado en la mente de los demás de acuerdo con la personalidad y con el propósito en particular, ello en conjunto con la correcta dicción, el volumen, la velocidad, el espaciamiento, el tono de voz e incluso el lenguaje corporal. En definitiva, se trata del arte de usar el lenguaje con diversos fines que van desde los terapéuticos hasta el de influir y convencer socialmente para el éxito en los negocios y las relaciones personales.

La pluma es más poderosa que la espada, dice el dicho de Edward Bulwer-Lytton. El lenguaje, surgido y desarrollado por medio del largo proceso evolutivo que fue adaptando nuestros cerebros para utilizarlo, es una de las características más importantes que distinguen al ser humano del resto de los seres vivos, pues a diferencia del lenguaje animal que es básicamente sensorial, el lenguaje humano es un sistema abstracto de códigos que utiliza signos y símbolos. El lenguaje es una herramienta que permite la expresión del pensamiento y de la voluntad. Como dice el biólogo evolutivo Richard Dawkins tratando de explicar la evolución tecnológica, "el lenguaje permite compartir ideas y un ser capaz de comunicar ideas comienza también a pensar con propósito, a actuar con propósito y a crear con propósito. El lenguaje permite incluso que nuestras ideas perduren en el tiempo y sobrevivan a los individuos. Así por ejemplo, alguien en el pasado ha ideado la rueda y a través del tiempo otros, deseando viajar más rápido utilizan la idea transmitida y logran inventar otras máquinas como el automóvil". Sin el lenguaje, todos nuestros conocimientos no habrían podido subsistir y todos nuestros avances tecnológicos no existirían.

La Palabra es Luz

Heráclito (535-475 a.C.), fue el primero en usar el término Λόγος (Logos), -traducido como "razón", "tratado", "estudio", "discurso", "palabra"[1]- para nombrar al principio de orden y conocimiento en el Universo: "No a mí, sino habiendo escuchado al Logos, es sabio decir junto a él que todo es uno". Los estoicos identificaron al Logos con el principio divino animador del Universo y los cristianos reconocen a Jesús, el Cristo como encarnación del Logos/Verbum, que para los gnósticos es a su vez la Gnosis.

Derecha: Heinrich Füger, Prometheus bringt der Menschheit das Feuer (Prometeo lleva el fuego a la humanidad), 1817.
Es la Gnosis conferida al hombre por el Cristo; el Fuego robado a los dioses por el osado titán Prometeo quien, castigado por ello, reveló luego a Heracles el modo de obtener las preciadas manzanas de oro del Árbol del Jardín de las Hespérides, custodiado por el dragón Ladón. Semejante era la creencia de la secta gnóstica de los ofitas (s. II): la Serpiente del Paraíso otorgó a los hombres la oportunidad de "ser como dioses" (Génesis 3:5) por la Luz del Conocimiento, desafiando los designios del Demiurgo quien deseaba mantener sumergida a la humanidad en la oscuridad de la ignorancia. "¿No está escrito en vuestra Ley?: Yo digo, vosotros dioses sois." (Juan, 10:34). De manera que la encarnación del Verbo en hombre, misma que lo eleva en su Iluminación y Apoteosis, le otorga el don de la palabra verdadera y la oportunidad de sentarse "a la derecha del Padre".

Sin embargo, puesto que el conocimiento es poder, el hombre por naturaleza es fácil de ser seducido por el poder, corromperse por su arrogancia y llegar a creerse Dios mismo, pues "ser como dioses" no es igual a "ser como Dios":
Quomodo cecidisti de cælo, lucifer, fili auroræ? Deiectus es in terram, qui deiciebas gentes!, qui dicebas in corde tuo: 'In cælum conscendam, super astra Dei exaltabo solium meum, sedebo in monte conventus in lateribus aquilonis; ascendam super altitudinem nubium, similis ero Altisimo.

¿Cómo has caído del cielo, lucero, hijo de la Aurora? ¿Cómo, tú, dominador de naciones, has sido derribado y arrojado a la tierra? En tu corazón decías: "Ascenderé hasta el cielo y levantaré mi trono encima de las estrellas de Dios, me sentaré en la montaña del encuentro, donde se reúnen los dioses, allá donde el Norte se termina; en los confines de Safón; subiré a las alturas de las nubes, seré igual al Altísimo (Elyón)." Mas has sido precipitado a las honduras del Abismo, el lugar adonde van los muertos.
[2]
Isaías, 14:12-15.
Tal parece ser lo que le ha ocurrido a nuestra divinizada ciencia moderna, pues en su soberbia, los cientificistas la han proclamado como el "único camino", con las terribles consecuencias que ahora enfrentamos por ello.

Es así que, Lucifer y Cristo (Xριστoς, 'Ungido'), como figuras de la Luz, son parte de una misma y única figura; las dos caras de una sola moneda. Pero cada una posee la función de moderar a la otra, una en su Orgullo y la otra en su Humillación, para equilibrarse entre ambas en Dignidad y Humildad.

Según los ofitas, la Serpiente deseaba la exaltación del hombre y no su decadencia, anhelaba un Hombre-Dios que pudiese reinar en la Tierra con las leyes celestiales, y ascendiendo por el Árbol del Conocimiento desde las raíces hasta su copa, simbolizaba así la unión del Cielo con la Tierra. El propósito real de la serpiente era, entonces, de servir como intermediario entre el Cosmos y el hombre; de traer el conocimiento divino a los seres humanos.

No obstante, YHVH, protagonista absoluto del Antiguo Testamento, ente iracundo y vengativo al que se le ha confundido con el Uno, el Todo, expulsó del Paraíso al hombre por su aspiración de divinidad y lo privó de sus privilegios, maldijo y condenó a la Serpiente, sembrando la enemistad entre su estirpe (el conocimiento) y la especie humana. Pero la función expresa y suprema del Logos, el Verbo por el cual "todo fue hecho", es que nuestra naturaleza humana cobre conciencia de su naturaleza divina y retorne al estado de gracia del que una vez habría gozado, siendo nuevamente Uno con el Todo.

La Palabra es Espíritu

El constante proceso de transmitir la información de un medio físico a otro, puede hacernos comprender que es posible separar -al menos conceptualmente ya que Todo es Uno- la información de la materia, es decir, que la información no es material y que, al igual que el espíritu, comprende un plano de existencia distinto al de la materia, un plano metafísico.

Un libro o un programa de computadora contienen información compleja registrada en materia, sea tinta, papel o un CD. La información puede cambiarse de un medio a otro o hasta ser almacenada en el cerebro. Pero el contenido de un libro o del CD no es especificado por las leyes físicas o químicas que rigen a los medios, si fuese así todos los libros serían iguales o sólo diferirían de acuerdo a los materiales utilizados. El contenido del mensaje es independiente de la composición material del medio. El Don Quijote no pierde su significado o calidad literaria si está impreso en el más barato de los papeles y una mala novela no mejora su calidad si se imprime en costoso pergamino. El medio material y la información son dos cosas totalmente diferentes. Se puede hablar de galaxias y de partículas subatómicas en los mismos términos porque ambas tienen masa y carga, ancho y largo.

No podemos hacer eso con la información y la materia pues la información no tiene masa, ni carga, ni largo en milímetros. La materia/energía y la información constituyen dos dominios de existencia completamente diferentes que deben ser tratados de manera diferente y bajo sus propios términos. La información es una realidad distinta a la materia y no puede ser reducida a ella, no pueden establecerse al mismo nivel, ni siguen las mismas leyes, aunque evidentemente, como sucede con todo principio dualista, no pueden separarse, tal como no puede separarse la mente del cuerpo; son complementarias, interdependientes e inherentes entre sí; dos partes de un todo.

La Palabra es Vida

George C. Williams (1994) -uno de los más importantes y respetados científicos en el desarrollo de la teoría genética y de la biología evolucionista- coincide con la idea anterior, pues no sólo los libros, los discos fonográficos de vinilo, los CD's y las neuronas funcionan como medios materiales de almacenamiento de información, sino también esa molécula que tanto nos recuerda al Caduceo de Hermes: el Ácido Desoxirribonucleico (ADN), que almacena la información genética (código genético) y la transmite. Y puesto que existen innumerables especies animales que contienen información genética muy diferente entre sí, queda claro que la molécula del ADN es sólo el medio, no el mensaje. Los seres vivos están hechos -además de materia orgánica- de información que se ha transmitido desde hace millones de años, aunque, por supuesto, con aquellas variaciones que conocemos como mutaciones y que hacen posible la evolución y la biodiversidad.

Por otro lado, en distintas tradiciones como en la bíblica, se relata que Dios formó el cuerpo del hombre del polvo de la tierra; de arcilla inerte al que luego dotó de vida con su aliento divino o ruah (Génesis 2:7). Los egipcios compartían esta concepción y daban a este espíritu o soplo divino, el nombre de kneph, la energía vital.

¿En qué difiere, pues, un cuerpo de un animal vivo de uno muerto si ambos cuerpos se componen de las mismas sustancias?

Si mandamos a analizar un pedazo de cinta de grabación virgen y otro pedazo de cinta con alguna grabación previa para saber la composición de las dos, ambos análisis arrojarán el mismo resultado: se nos dirá que se trata de un substrato polimérico recubierto por una de sus caras con un óxido férrico. El análisis fisicoquímico no detectará que en una de las cintas las moléculas de ferrita están orientadas de una manera organizada (grabación magnética), mientras que en la otra su orientación es aleatoria y, mucho menos, será capaz de interpretar la información contenida en dicha orientación.

Este es un principio esencial que siguen con suma obediencia los adeptos del arte alquímico. Se afirma que la Materia de los filósofos del Opus Magnum -que es de poco precio y se la encuentra en todas partes- es una muy oculta simiente secreta que dará vida al Hijo de la Sabiduría, una simiente que es necesario saber extraerla de forma natural y sin violencia por medio del Fuego Secreto. Se dice que cualquier materia que contenga dicha simiente, es una materia "viva", y la que no la contiene está "muerta" y no sirve para el propósito de la Obra, de modo que puede existir un átomo de mercurio "vivo" y también uno "muerto", aunque la estructura química y configuración electrónica de ambos sea la misma.

Por ello, no se trata de un elemento o compuesto químico conocido; la Materia de los Filósofos no es ninguna forma de materia obtenida del mineral, sino una cierta propiedad especial e intrínseca del mismo, sutil e invisible como han descrito los alquimistas, y, en términos más actuales, puede decirse que se trata de una ordenación generatriz subnuclear, cuya estructura geométrica altera la matriz espaciotemporal, produciendo una sincronización o una especie de resonancia cósmica con la fuente universal, lo que le asemeja a la esencia misma del Universo. Esta ordenación puede romperse y desaparecer para siempre cuando se produce una aportación incontrolada de energía como la proporcionada por las altas temperaturas, pues afecta a la estructura atómica de la materia que le sirve de substrato. Por lo tanto, es un tipo de información cósmica contenida en la Prima Materia y desde el punto de vista de un análisis físicoquímico, nadie notará la diferencia entre una materia "viva" y una "muerta".

La información se crea, se transforma y se destruye

La prueba definitiva que demuestra la inmaterialidad de la información y de las ideas, así como su diferencia sustancial con respecto a la materia/energía y, consecuentemente, la falsedad del dogma "todo es materia" del materialismo, es que, al menos en nuestro mundo sensible y mutable, la información puede ser destruida, pero de acuerdo con la primera ley de la termodinámica, la materia/energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma.

Si todas las copias de las obras de Shakespeare, o todas las partituras y grabaciones de la música de Beethoven fuesen destruídas, y además todos los actores y músicos que hubiesen aprendido estas obras murieran, entonces esas obras se perderían para siempre sin posibilidad de recuperarlas.

Como ejemplos históricos de esta destrucción podemos citar el incendio del año 48 AEC. que hizo arder miles de textos de la Biblioteca de Alejandría, o la extinción masiva de las especies de dinosaurios hace 65 millones de años, ambas creaciones cuya información se perdió para siempre.

Tal es el inevitable destino que le espera a toda creación. Un día, dentro de aproximadamente cinco mil millones de años, el Sol se expanderá en una gigante roja y devorará a la Tierra con su calor, destruyendo no sólo toda forma de vida existente, sino también, todas las obras producidas por la humanidad. Pero esta característica fatal y perecedera de la información no debe hacernos suponer que la materia, por su aparente eternidad, es superior a ella, pues esto es sólo ilusorio y en realidad Todo ha de volver finalmente a su Fuente Original.

Desde la incipiente escritura cuneiforme realizada en tablillas de arcilla, que dejó atrás a la Prehistoria para dar comienzo a la Historia, hasta nuestros sofisticados sistemas de comunicación, la palabra, ya sea escrita o hablada, seguirá siendo un regalo de los dioses.
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Bibliografía.

-Biblia de Jerusalén.
-Hermes Trismegisto, Corpus Hermeticum y otros textos apócrifos. Selección y versión de Walter Scott. Edaf.
-Rig Veda. Traducción de Juan Miguel de Mora. Conaculta.
-Edda Mayor. Traducción de Luis Lerate. Alianza.
-Sepher Yetzirah (Libro de la Formación).
-Migene González-Wippler, Amuletos y Talismanes. Llewellyn.
-Philip E. Johnson, Defeating Darwinism by Opening Minds. 2002.

Notas.

[1] ↑ N. del A. El sustantivo λόγος procede del verbo λέγω, yo digo, y significa primordialmente lo dicho, la palabra como tal en sentido externo. En sentido interno significa hablar en el sentido de pensar. Y es que antes de decir algo a otros en palabras, nos lo decimos a nosotros mismos.
[2] ↑ N. del A. Estas palabras de Isaías aluden directamente al rey de Babilonia, pero posteriormente san Jerónimo creyó ver en ellas una referencia a la rebelión y caída en desgracia de Satán, y en la elaboración de la Vulgata sustituyó el término hebreo helel, "resplandeciente", por el de Lucifer (Lucipheros), palabra que significa: "Portador de la Luz" (Del latín lux, "luz" y fero, "llevar"), por lo que a partir de entonces se identificó a Satán o el Ángel caído con Lucifer, a pesar de que son figuras distintas y que tienen un origen independiente. Lucifer es un dios menor de la mitología clásica conocido por los griegos como Έωσφόρος (Eosphoros), Héspero, Heósforo o Fósforo, hijo de Eos, la Aurora, diosa de la mañana. Esta decisión pretendía ajustar los distintos significados que el texto hebreo original parecía poseer y el hecho de que Lucifer fuera un descendiente de los dioses paganos, también influyó en la elección de San Jerónimo, pues la evangelización intentaba hacer ver un demonio en cada dios pagano. También Lucifer era en la antigüedad, el nombre del planeta Venus, el cual se ha conocido también como la Estrella de la Mañana o Lucero del Alba.