

En los Países Bajos se le celebra del 5 al 6 de diciembre (fecha oficial de su fallecimiento ocurrida en el año 345), con el nombre de Sinterklaas, un querido personaje que trae regalos a los niños el día de la fiesta. Según la tradición de estas regiones, San Nicolás viene de España, y llega a los Países Bajos en un barco de vapor, con un caballo blanco y acompañado de un ayudante de raza negra llamado Zwarte Piet (Pedro el Negro).
No obstante, algunos elementos de la figura de Sinterklaas, no están relacionados con el cristianismo, y de hecho, existen algunos paralelismos entre este personaje y la figura de Odín, el dios central de los pueblos germánicos.

Sinterklaas posee un báculo, y sus sirvientes, como Zwarte Piet, tienen la piel de color negro. Odin porta una lanza llamada Gungnir, y tiene dos cuervos negros, Hugin y Munin, como ayudantes. Sinterklaas tiene también a elfos como ayudantes, mientras que Odín es el Señor del Alfheim, la Tierra de los Elfos.
Los ocho renos de Santa Claus, fueron una licencia artística del cuento estadounidense del siglo XIX, Twas the Night Before Christmas, de Clement Clarke Moore, y tienen su origen en las ocho patas de Sleipnir, sustituyendo así al caballo blanco original en el que montaba por el aire.
Antes del cristianismo, los niños esperaban la llegada de Yule y la visita de Odín, quien al final de la gran cacería, cabalgaba por las villas. Los niños colocaban paja en sus botas para Sleipnir y a cambio Odín llenaba sus botas con regalos.
Derecha: Ilustración de un manuscrito islandés del siglo XVIII, Odín montando a Sleipnir.
Pero existen también algunos paralelismos entre Santa Claus y un pequeño espíritu del bosque que vive realmente bajo la sombra de los helados pinos del Polo Norte, esperando cual regalo bajo el árbol navideño, a ser encontrado por alguien que busca ser objeto de sus poderes.

Los principios activos de este hongo, el ácido iboténico, el muscimol y la muscarina, son muy tóxicos y letales, pero en dosis bajas producen efectos alucinógenos. Los efectos comienzan entre 2 a 3 horas depués de la ingestión de la bebida y duran de 6 a 8 horas.
Al llegar al cerebro, estos alcaloides psicoactivos disminuyen la recaptación de la serotonina en el cerebro y en la periferia. El ácido iboténico no cruza la barrera sanguínea del cerebro como tal, sino que es parcialmente metabolizado y transformado en muscimol y el resto es excretado. La acción primaria del muscimol consiste en ocupar los receptores de ácido gamma-amino-butíricos (GABA) y actuar como un potente agonista GABA-A. Se ha observado que es activo

El uso de drogas psicotrópicas se puede observar en diversas culturas a lo largo de la historia. Este uso ha tenido principalmente fines religiosos y rituales por lo que en el contexto antropológico y arqueológico estas sustancias se conocen como enteógenos (del griego, éntheos (ἔνθεος) 'dios dentro' y génos (γένος) 'origen'), término que alude a la posibilidad de ser inspirado por un dios; de encontrar, experimentar u originar algo divino dentro de uno mismo, proceso que es supervisado generalmente por un guía espiritual denominado chamán.

En los bosques de coníferas del ártico donde crece el Amanita muscaria, habitan manadas de renos que en ocasiones disfrutan comiendo estos hongos. Y una vez que los animales se alimentaban del hongo, los sami, que son pastores de renos, bebían la orina del animal, ya que en ella los tóxicos del hongo están más diluidos y, por ende, son más seguros para su consumo. Los sami, así como muchas culturas de carácter chamánico, tienen un sistema de creencias animista, es decir, que todo elemento de la naturaleza tiene alma; animales, plantas y minerales. De modo que, al entrar en trance por medio del fluido "activado" con la sustancia, el chamán entra en contacto con el propio espíritu del reno. La idea de los "renos voladores" (que más adelante debió extenderse hacia el sur en dirección a Europa central, hasta adoptar en el siglo XIX su forma actual) surgió de las visiones inspiradas por el enteógeno, pues esta representación hace alusión a uno de los efectos que produce.


Por último, según algunas fuentes, el hongo también provocaría la sensación de morir y renacer en un nuevo estado de conciencia, experiencia cuyo significado finalmente es el mismo que el que refleja la fiesta de Navidad, celebrada cada 25 de diciembre, cuando culmina el solsticio de invierno. Después de un tiempo en que aparenta estar muriendo, con días cada vez más cortos y fríos, el Sol "resucita" anunciando la llegada de la primavera.

Y así, el espíritu del Amanita muscaria persiste aún entre el bullicio de la modernidad y la sociedad de consumo, ocultándose discretamente en cada adorno de nuestra fiesta: los colores navideños (el verde de los pinos y el blanco y rojo del hongo); la espera de un fabuloso mago del Polo Norte —¿un chamán?—, que vuela en un trineo tirado por renos voladores y que entra a las casas para dejar "obsequios" bajo un pino.
Véase también:
·Navidad: orígenes y significado
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